martes, 30 de octubre de 2012

Otro "misterio extraterrestre" que se derrumba

Así como en la tierra existen misteriosas y gigantescas figuras que son atribuidas a civilizaciones desaparecidas o alienígenas, también en el mar hay extraños y perfectos círculos y dibujos que se adjudicaban a extraterrestres. Pues no. Los "fabrica" el pez globo.

Yoji Ookata, experto en buceo y fotógrafo, se sumergió en las aguas de Amami Oshima, una isla semi-tropical en el archipiélago de Ryukyu (o Islas Nansei) en el sur de Japón: a 24 metros de profundidad había una figura geométrica extraña y hermosa, como esculpida sobre el lecho marino; más que una figura, una estructura, ya que cuando nadó hasta su contorno descubrió múltiples crestas simétricas sobre la arena.

El círculo tenía unos 2 metros de diámetro y parecía obra de un artista submarino especializado en fractales. Llamó a su hallazgo "círculo misterioso", a semejanza de los famosos crop circles que comenzaron a aparecer desde 1980 en cientos de campos del sur de Inglaterra, y más allá.

El paralelismo de estas estructuras de arena con los crop circles era demasiado obvio. Por eso muchos medios relacionaron los dibujos detectados por Ookata con los círculos ingleses. Gracias a esa mezcla de desinformación y deseo de creer, el primer misterio parecía legitimar al segundo. Sin embargo, las diferencias eran muchas. Los artistas que se atribuyeron los crop circles —un movimiento de arte colectivo que comenzó con Doug Bower y Dave Chorley y continuó, más profesionalmente, con el team Circle Makers- creaban formaciones cambiantes, entre otras razones por los diversos estilos cultivados por los artistas. Los círculos descubiertos en las costas de Amami Oshima, en cambio, son perfectos y radiales.

Ahora bien, los "dibujantes" de los campos de cultivo usan unas planchas de madera amarradas con cuerdas, unos ovillos de hilo para tomar las medidas y gorras con visor hechas con alambre…. ¿cómo reproducir el mismo efecto bajo el agua? Para comprender cómo fueron realizados los círculos submarinos había que buscar otra explicación ¿verdad?

EL ARTISTA, DESENMASCARADO

Pese a su vasta experiencia en inmersiones, no sólo no conocía antecedentes de aquellas formaciones sino que no se le ocurría ninguna hipótesis razonable. Ookata regresó acompañado por NHK, un equipo de la televisión pública japonesa. Tras analizar las imágenes, los especialistas descubrieron la identidad de los creadores de estas extraordinarias formaciones.

Eran peces globo. Utilizando una de sus aletas a modo de herramienta, se mueven noche y día para tallar crestas, trazar surcos y acomodar pequeñas conchas para decorar su "círculo". Al finalizar la obra, el pez globo macho, apoltronado en el centro, espera que pase una hembra interesada en su talento y dispuesta a reunirse con él al final del laberinto. Allí, el apasionado encuentro sexual corona los esfuerzos del macho.

¿Qué otra función tiene el círculo, aparte de entregarse al placer de la gimnasia amatoria en un sitio protegido? La hembra depositará allí a su prole —caviar de pez globo— justo en el centro. Según los investigadores, el proceso respeta el mandato genético de garantizar la conservación de la especie. Los canales, las crestas y los patrones trazados por el pez globo son barreras naturales que neutralizan las corrientes marinas, impidiendo que éstas arrastren a los huevos mar adentro y acaben devorados por otros ejemplares de la fauna ictícola que rodea la isla.

Siguen las sorpresas: cuanto más complejo es el diseño, mayores son las probabilidades de que la hembra resulte seducida y termine apareándose con el macho. Las conchas tampoco son decorativas: nutren a los recién salidos del cascarón no bien se produce la eclosión de los huevos.

El extraño círculo es, por esas bendiciones de la evolución, el ritual de cortejo, la camita del pez globo —esto es, la plataforma donde intentará atraer a su pareja— y el sitio que sirve, a la vez, de cuna y sustento de sus criaturas.

AHÍ VIENEN LOS ZOMBIES

¿Por qué se hincha el pez globo? Si son agredidos o asustados por un depredador, los peces globo aumentan varias veces su tamaño, imposibilitando que el atacante lo pueda tragar. Estas presas, consideradas un manjar gourmet para las elites que las pueden pagar, también son mortales. Su organismo posee una sustancia extremadamente venenosa, la tetrodotoxina, que puede matar o atacar la conductividad neuromuscular de las víctimas, ya que afecta el sistema neurológico. La ingesta de esta potente neurotoxina reduce bruscamente todas las constantes vitales.

En sus obras "La Serpiente y el Arco iris" (1985) y "Pasaje de Oscuridad: La Etnobiología del Zombie Haitiano" (1988), el etnobotánico canadiense Wade Davis explica que esta toxina, extraída del pez globo, se usaba para crear un estado de muerte simulada y doblegar la voluntad del "zombificado". El veneno de tan romántico pez ¿al servicio de la esclavitud vudú? Mónica Murtaugh y Angela Garcia en el ensayo "Constructing the Haitian Zombie: An Anthropological Study Beyond Madness" (2009) afirman que la leyenda zombie tiene poco que ver con pócimas secretas y tal vez mucho que ver con personas que sufrieron amnesia, esquizofrenia y otros desordenes mentales. Así, los hallazgos de Davis quedaron en una zona de controversia.

Nada de esto nos interesa para apreciar el descubrimiento del fotógrafo japonés Yoji Ookata. Pero es una paradoja de primer orden que el hallazgo del hombre en su descenso a las honduras del océano haya, primero, causado cierto tipo de confusión extraterrestre y, segundo, desenterrado un enigma que resultó ser pariente cercano de los zombies.

Cientos de miles de misterios nos esperan bajo el mar. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, sólo han sido explorados menos del 5% de los océanos del mundo. Es decir, el 95% de lo que yace bajo el mar sigue siendo desconocido.

Como sea, otro "zombie" ha despertado de su letargo, sin necesidad de datura stramonium ni de cineastas de películas clase B para poner a extraterrestres resucitando muertos. El pececito demostró que —para seducir criaturas del sexo opuesto en las sombras abismales del Reino Marino— hace esfuerzos más creativos que hacerse el gracioso en un chat, o colgando carteles en medio del vecindario.

Alejandro Agostinelli



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