La casa donde vivía Minguela, en Viladesuso, y la zona de costa del supuesto aterrizaje. |
Juan Minguela, fallecido hace seis años, sostuvo toda su vida que había tenido un encuentro en la segunda fase con un Ovni que se había posado a tan sólo unos metros de su casa de Viladesuso, en el ayuntamiento de santa María de Oia.
Fue en 1970. Ese año, probablemente el mismo día, se produjo un avistamiento de un objeto volante no identificado sobre la Ría de Vigo que fue filmado por el entonces director del Banco Pastor y observado directamente por el jesuita Pedro Pablo Requejo, para quien a partir de ese momento la vida fue otra. Requejo acaba de morir esta pasada semana en la residencia que la orden tiene en Salamanca convencido de que no se había equivocado en su visión, que luego repitió y amplió al meterse de lleno en la ufología pese a la opinión contraria de otros sacerdotes científicos.
Curiosamente, ayer mismo se presentó el libro del periodista Miguel Pedrero que recoge algunos de los “expedientes X” más famosos de España y en el que aparece el avistamiento del 2 de julio de 2004, detectado por radares en Portugal, y donde el autor destaca asimismo los casos de Requejo y Miguela por su peso específico y las pruebas existentes, muy llamativas. “Con el padre Requejo pude hablar varias veces y lo tenía muy claro, con Minguela no, aunque conozco su historia”, explica.
En el Ovni de Minguela se da una circunstancia que incluso los más escépticos reconocieron como llamativa. Poco tiempo antes del supuesto aterrizaje de “algo como un Vitrasa de grande”, como decía el protagonista de forma muy viguesa, se había producido la mayor marea negra en la costa y en el interior de la Ría tras el accidente del “Polycommader”, un barco-tanque que encalló entre las islas Estelas y las Cíes soltando miles de toneladas de petróleo que acabaron manchando la totalidad de las playas de “galipote”, como entonces se llamaba.
A consecuencia, las rocas de Viladesuso –en esa franja del litoral no hay apenas arena- se encontraba entonces por entero ennegrecidas. Como contaba el peluquero Minguela, personaje muy famoso del Vigo de los sesenta, todo pasó en una noche cuando estaba durmiendo en su cama y se despertó por los ladridos del perro.
“Cuando me incorporé, vi al lado de mi casa, sobre las rocas, algo como un Vitrasa de grande, que brillaba. Cogí la escopeta de caza que tenía, pero de inmediato la dejé. No sé, noté como que alguien me decía que no tuviera miedo. Me metí en la cama y me dormí. Al día siguiente pensaba que había sido un sueño, pero mi perro había desaparecido y en las rocas había quedado una marca de que algo se había posado encima. No era un sueño”.
Esta historia la contó mil veces hasta que se cansó y no volvió a repetirla en el resto de su vida, pero despertó el interés de José María Íñigo, que en los setenta tenía a millones de espectadores en “prime time” de la televisión única. Fue todo un impacto. Pero también la NASA se interesó por el 'ovni de Minguela', como se conoció. Se fue a Estados Unidos invitado, y allí volvió a repetir lo que le había ocurrido y mostrando la huella del artefacto.
Después, vuelta a Vigo y su jubilación como peluquero en su casa de Viladesuso, hoy aparentemente abandonada. Ya no queda ni siquiera el estrafalario monumento el Ovni que adornaba el jardín.
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