Flotan en los océanos y a veces se enredan en ellas las redes, los sedales y otras artes de pesca, y los pescadores cortan el amarre para recuperar sus elementos de faena.
En otras ocasiones, son manos de delincuentes, ya sea de narcotraficantes, de contrabandistas o de pescadores ilegales, que se sienten erróneamente amenazados o vigilados por su presencia y cortan el mencionado amarre para dejarlas a merced del oleaje y para que se pierdan a la deriva.
También están los ingenuos que imaginan, cuando se topan con ellas, que el mar les ha regalado un trofeo, cortan el amarre y se las llevan a sus hogares, quizás para que sus hijos se diviertan con estos objetos de color amarillo óptico que se pueden hallar flotando, anclados en puntos estratégicos de las aguas de ambos litorales colombianos (13 en el Pacífico y 4 en el Caribe, para ser más exactos).
Inevitable sorpresa. Estos últimos, los ingenuos, invariablemente se han llevado la sorpresa de recibir en sus lugares de vivienda la pronta visita de un destacamento de la Infantería de Marina que, gracias al dispositivo de geolocalización (GPS) que estos artefactos contienen, se disponen a recuperar las boyas de oleaje.
Son costosos equipos oceanográficos de avanzada tecnología canadiense, cuya finalidad es la de preservar la seguridad y las vidas de los navegantes mediante el envío radial, cada hora, de un paquete de datos sobre la altura del oleaje y el comportamiento de las corrientes marinas.
Gracias a esta tecnología, las autoridades marítimas y meteorológicas pueden producir y difundir partes más exactos, en tiempo real, sobre las condiciones -adversas o favorables- para la navegación, ya sea esta de tipo civil o militar, según lo explica el capitán de fragata y capitán del Puerto de Barranquilla, Julio César Poveda Ortega.
Estos equipos son útiles para mantener bien informada a la comunidad de navegantes.
El oficial también comentó que intentar comercializar de manera clandestina o ilegal estos equipos no tiene ningún sentido, ya que se usan para tareas sumamente especializadas y no tienen ninguna aplicación en otro tipo de labores.
Triaxys, la compañía fabricante, indica que estas boyas de monitoreo alimentadas por paneles solares han sido usadas durante más de diez años por navegantes y científicos de los siete mares para tomar decisiones más oportunas y precisas.
Y aunque no es muy complejo recuperarlas cuando sufren desplazamientos causados por la inoportuna intervención humana, sí es costoso hacerlo, ya que implica horas y horas de combustible para navegar hasta el punto en donde se encuentren. Pero puede ser más costoso aún, en término de vidas humanas, el hecho de que las mismas sean dañadas.
Todos, a protegerlas. Es por esto que la Armada Nacional y la Dirección General Marítima adelantan una campaña, en la cual EL HERALDO hoy colabora, para advertir a los pescadores y demás navegantes sobre la importancia que para sus propias vidas tiene la preservación de estos equipos en buen estado.
El capitán de Puerto solicita a la ciudadanía, y especialmente a la comunidad de navegantes y pescadores de Barranquilla, que contribuya a cuidar estas boyas, denunciando cualquier abuso que se cometa contra las mismas, así como reportando a la Capitanía de Puerto o a la Estación de Control de Tráfico Marítimo cuando sean avistadas a la deriva, sueltas de sus anclajes, pero que en ningún caso intenten remolcarlas a tierra o izarlas hasta sus embarcaciones. Con reportar la posición es suficiente.
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