A principios de los años 50 del pasado siglo, tantos casos de platillos volantes resultaron ser confusiones con globos que surgió una nueva teoría, usando ciertamente algo muy empleado en esta cuestión de los platillos; darle la vuelta a la tortilla: los globos no eran de Rusia ni de parte alguna de la Tierra, eran de otro planeta lanzados para observarnos y estudiarnos.
Un artillero al ser preguntado opinaba que venían de otro planeta, a lo que el periodista añadió: Problablemente, por tanto, enemigos de Rusia. Menos mal.
La Vanguardia, 03-08-1952.
Francisco Máñez
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