La crónica, en un texto antiguo, del avistamiento en el año 774 de una figura luminosa descrita como un crucifijo rojo en el cielo de Gran Bretaña, podría ser la clave para explicar los niveles anómalos de isótopos hallados en los anillos de crecimiento anual de viejos árboles japoneses.
El enigma científico comenzó a surgir cuando un grupo de investigadores en Japón encontró un pico en los niveles de carbono-14 de los anillos de crecimiento anual de cedros nipones, correspondiente al año 774 de nuestra era. Estos investigadores aventuraron que el carbono-14 extra probablemente derivó de un estallido de radiación de alta energía en la capa superior de la atmósfera terrestre.
Las crónicas de siglos pasados pueden ser a veces un depósito bastante útil de información científica, aunque describan los fenómenos de una manera pintoresca o incluso los presenten como hechos sobrenaturales. La digitalización de textos antiguos para ponerlos al alcance de cualquiera en internet es también una idea magnífica, ya que de este modo mucha gente puede dedicarles tiempo de análisis aunque se halle en el salón de estar de su casa a miles de kilómetros de donde está custodiado el original. Y alguno de los múltiples investigadores, ya sean profesionales o aficionados, que examinen esas crónicas digitalizadas, puede descubrir algo interesante en ellas.
Esto es lo que ha sucedido con el caso del misterio cósmico vislumbrado en esos árboles japoneses.
Jonathon Allen, que estudia bioquímica en la Universidad de California en Santa Cruz, se sintió intrigado al enterarse, a través de un podcast, de la citada investigación en Japón.
Deduciendo acertadamente que un fenómeno cósmico capaz de ejercer tal efecto en los árboles japoneses debería haber sido visible y ofrecer un aspecto llamativo, Allen se puso a buscar en textos antiguos digitalizados en internet. Tuvo suerte y encontró un texto con una referencia a un "crucifijo rojo" que apareció aquel año en el firmamento visible desde Gran Bretaña. La referencia al Crucifijo Rojo figura entre las entradas del siglo VIII de la Anglo-Saxon Chronicle (Crónica Anglosajona) del proyecto Avalon, una biblioteca online.
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