El extraterrestre conservado en el museo de la Oficina de Investigación de Georgia |
Así que no es sorprendente que, en los Estados Unidos, unos jóvenes peluqueros de Atlanta, Watters Edward Wilson, su hermano Tom y su amigo Buddy Payne, desearan llamar la atención usando el nuevo fenómeno de los platillos. Y se perpetró uno de los engaños más complejos de la historia OVNI, ocultada por los ufólogos clásicos en ese pacto de silencio no escrito que trata de no dar a conocer los camelos con los que han influido en la sociedad.
Todo comenzó cuando los jóvenes adquirieron un mono en el verano de 1953. Cómo llegó a sus manos no está muy claro, para unos lo robaron, para otros lo compraron. El caso es que pensaron que la criatura desafortunada ya parecía una forma de vida alienígena, pero sentían que podían ayudar realizando algunos ajustes. Así que eliminaron químicamente la piel de la criatura, cortaron su cola, y tintaron al mono con colorante verde. ¡Voila! Extraterrestre venido directamente desde el espacio.
Para algunos bromistas, esto sería suficiente. Pero estos chicos de Georgia decidieron ir más lejos. El 8 de julio, se colocaron en un tramo de carretera en las afueras del norte de Atlanta y organizaron un aterrizaje OVNI. Con un soplete, cortaron un patrón circular en el pavimento. Y luego le hicieron señas a un coche de policía que pasaba y contaron su historia al oficial Sherley Brown.
Los jóvenes afirmaron que había visto a un disco rojo en la carretera y un grupo de pequeñas criaturas corriendo sobre él. Se había golpeado una de las criaturas con su coche. Las otras criaturas saltaron de vuelta en su nave espacial, saliendo disparada hacia la noche.
Su historia tenía cierta credibilidad inmediata, porque además de la evidencia física en forma de anillo de quemadura y el cadáver alienígena, también había habido otros avistamientos de OVNIS esa noche.
En cuestión de horas la historia se convirtió en noticia internacional. La revista Life envió incluso un equipo, tomando las impresionantes imágenes que acompañan esta entrada. Pero la fama del barbero de Altanta fue de corta duración. Un profesor de anatomía de la Universidad de Emory examinó el cadáver, y lo identificó como un mono rhesus. Según la noticia, dijo: "Si él vino de Marte, tienen monos en Marte".
Finalmente, los autores admitieron que había sido un engaño, y pagó una multa de 40 dólares por obstruir el tráfico y otra de 50 por maltrato animal. Watters se había apostado 10 dólares a que salía en todos los periódicos. La idea se le ocurrió tras gastar otra broma. Un día dijo en plena calle estar viendo un platillo volante mientras señalaba al cielo, lo curioso fue que los transeúntes comenzaron a asegurar estar viéndolo también.
Lo noticia llegó a España ABC, 16-07-1953 |
Francisco Máñez
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