El Centro de Investigación Keldysh está trabajando en el desarrollo de un motor cohete nuclear que abrirá nuevas perspectivas para la exploración espacial. El primer vuelo de prueba está programado para 2018.
El nuevo motor nuclear ruso aumentará la velocidad de navegación por el cosmos: un vuelo de ida y vuelta a Marte se podrá realizar en un periodo de tiempo de entre dos a cuatro meses, mientras que un motor cohete actual necesita de un año y medio a dos para efectuar la misma ruta.
“La cuestión es que los motores químicos que hoy se utilizan en la industria espacial tienen limitaciones en términos de impulso específico y, en consecuencia, de velocidad. No se pueden obtener aceleraciones por encima de la tercera velocidad cósmica (equivalente a 16,6 km/s.). Una de las posibilidades que se están barajando es usar un combustible calentado a temperaturas muy altas, lo que supondrá un impulso mucho mayor que el que permiten los actuales motores químicos”, declara Anatoli Koroteiev, director del Centro Keldysh.
Los primeros motores nucleares para naves espaciales fueron desarrollados en la Unión Soviética y en Estados Unidos ya en la década de 1950. Entonces el objetivo era crear motores cohete que, en lugar de la energía química procedente de la combustión, utilizara hidrógeno calentado a una temperatura de alrededor de 3.000 grados. Pero resultó que esa línea de investigación era ineficaz y ambos países dejaron de desarrollarlas.
A día de hoy el Centro Keldysh ofrece un enfoque completamente distinto. Se diferencia del antiguo en lo mismo que lo hace un coche híbrido de uno convencional. En un coche convencional el motor hace girar las ruedas, mientras que en el híbrido el motor desarrolla la energía eléctrica y es ya la electricidad la que, a su vez, hace girar las ruedas. Es decir, se crea una especie de central eléctrica intermedia.
El nuevo motor espacial trabaja según el mismo principio: no calienta el aire expulsado, sino que produce electricidad. El gas caliente del reactor hace girar una turbina, y la turbina hace girar un generador eléctrico y un compresor. El generador produce veinte veces más electricidad para el motor de plasma de impulso específico que el de sus equivalentes químicos.
Es probable que las pruebas del nuevo motor se realicen en polígonos de Rusia relativamente pequeños, eliminando así la necesidad de alquilar bases a otros países, para lo que siempre se requiere de largas negociaciones sobre el uso de la energía nuclear en territorio ajeno.
Hace dos años el entonces presidente Dmitri Medvédev asignó una partida cercana a los 550 millones de dólares para el proyecto de una nave espacial con motor nuclear. De esos fondos, la Agencia Federal para la energía atómica Rosatom invirtió 233 millones en el desarrollo de este tipo de sistemas.
Por su parte la construcción del equipamiento nuclear, que se confió al centro Keldysh, costó 128 millones. La corporación de cohetes espaciales Energuia dedicará los restantes 186 millones de dólares en la construcción de la nave, que no se lanzará hasta antes de 2025.
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