Una imagen del Hubble demuestra que ISON continúa intacto en su aproximación al Sol, por lo que en el mes de noviembre se podrá disfrutar del espectáculo que nos brindará.
El próximo mes de noviembre está siendo esperado con entusiasmo por la comunidad astronómica internacional. Y es que la visita del cometa ISON ha despertado la expectación de aficionados y expertos. Ya se le ha bautizado como el cometa del milenio por lo que se espera de él. Pero hay que valorar todas las posibilidades: este es el 'parte' de su estado y de lo que cabría esperar de él.
Para empezar, el cometa ISON fue descubierto en septiembre de 2012 y llegará al perihelio el próximo 28 de noviembre, esto es, su punto más cercano al Sol. Esa será la fecha en la que alcanzará su máximo brillo y las primeras estimaciones lo fijaron en una magnitud similar al de la Luna llena. Si esto sucediera, el cometa sería visible incluso de día.
Más tarde llegaron datos que parecían indicar que el cometa se había fragmentado tirando por tierra el brillo que inicialmente se estimó. Aunque las últimas observaciones del Hubble indican que el cometa sigue intacto. Nada de fragmentación.
Todo un espectáculo
Durante el mes de noviembre, el ISON será un cometa matutino. Se podrá apreciar antes de la salida del Sol y a partir de mediados de noviembre, comenzará a verse a simple vista, aunque con prismáticos y pequeños telescopios ya es visible. Tan sólo habrá que dirigir la mirada al horizonte Este y buscar un punto difuso pero brillante.
Si el cometa sobrevive al perihelio, es decir, se mantiene sin desintegrarse, a lo largo de diciembre también será visible. Cuando acabe el año lo dejaremos de ver a simple vista, pero unos prismáticos serían suficientes para volver a verlo. Conforme pase el mes de enero, el ISON se irá desplazando hacia la estrella Polar, por lo que los que residimos en el hemisferio Norte lo tendremos más fácil para observarlo a través de un pequeño telescopio.
Resumiendo, los observadores de cometas tanto profesionales como aficionados son positivos para que el ISON nos dé una sorpresa en cuanto a su brillo. Si todo va bien, no hay fallos de cálculo ni desintegraciones, disfrutaremos del espectáculo de ver un cometa diurno... aunque esa desintegración podría producirse en cualquier momento.
De todos modos, es importante recordar que para apreciar un cometa a simple vista, la mejor forma de hacerlo es no mirarlo directamente sino de reojo porque la zona más sensible del ojo no está en el centro, sino ligeramente desviado.
A desenfundar los prismáticos y los pequeños telescopios, ¡y a por el ISON!
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