sábado, 26 de febrero de 2011

Y los OVNIs llegaron a Argentina

Ronald Richter durante su nombramientocomo
 Dr. Honoris Causa por la Universidad Nacional de Buenos Aires
Una tras otra las oleadas no han parado de producirse. Pocas naciones se han librado de ellas. Los convenios y acuerdos con las grandes potencias pueden justificar la aparición masiva de OVNIS en un lugar y un tiempo concreto, pero también circunstancias históricas peculiares han escrito páginas brillantes en el campo aeronáutico, y producido aglomeraciones de aeronaves extrañas en el cielo. Argentina en los años cincuenta es una de las mejores muestras.
Una riada de alemanes cayó después de la guerra en Argentina. Los personajes más dispares encontraron asilo en este país, especialmente los asociados al mundo de la aviación. Algunos eran leyendas vivas como los ases Adolf Galland, Hans Ulrich Rudel y Erich Hartmann. Otros no eran tan populares, sin embargo, sus apellidos eran de reconocido prestigio en diferentes campos del mundo aeronáutico. Pronto comenzaron a trabajar para crear una nueva arma aérea, uniendo sus esfuerzos a los italianos y polacos contratados con anterioridad.
En 1946 Kurt Tank, durante la guerra director de Focke-Wulf Flugzeugbau en Bremen, y Ronald Richter tuvieron la ocasión de conocerse en Inglaterra mientras se efectuaban masivos interrogatorios a los científicos e ingenieros del Eje. Un año más tarde Tank llegó a Argentina e inmediatamente recomendó a Perón que contratara al físico nuclear. ¿Aviación y física nuclear? Parece una extraña boda.
Richter protagonizó un controvertido episodio cuando consiguió que la física de fusión argentina fuera la más avanzada de su época. Desde 1935, gracias a Hans Bethe, se sabía que el brillo de una estrella se debe a un fenómeno termonuclear, y pronto se soñó con producirlo de forma controlada. La fusión de los pequeños átomos de hidrógeno forma otros más grandes de helio. La energía liberada en el proceso daría una fuente inagotable y barata (el hidrógeno se puede extraer del agua). Y eso fue lo que Richter y su grupo propusieron a Perón.
Alemania disponía de un precedente. Durante 1923, los químicos Fritz Paneth y Kurt Peters habían trabajado en la fusión fría. En vista de todo lo logrado por los ingenieros del Eje hasta ese momento, y siendo la fusión teóricamente posible, la entonces próspera Argentina financió este ambicioso proyecto cuyo valor hoy rondaría los 160 millones de euros; una cifra descomunal para la época. En una isla cerca de Bariloche llamada Huemul se construyeron las costosas instalaciones.
Sólo cinco años después del encuentro entre Kurt Tank y Ronald Richter, en 1951, Perón anunciaba al mundo haber conseguido reacciones termonucleares controladas a escala técnica. Este corto periodo de tiempo, a todas luces insuficiente para realizar una investigación partiendo de una teoría oficialmente sin demostrar, puede indicarnos que Richter en realidad se limitó a reconstruir el trabajo realizado una década antes en Europa.
Ala volante creada por Reimar Horten en Argentina
La presión de Estados Unidos no tardó en hacerse sentir y la comunidad internacional se lanzó a demostrar la falsedad de aquellos resultados. Richter defendió su trabajo con energía, y se negó a describir tanto la parte teórica como técnica del proyecto, argumentando que la comisión investigadora sólo pretendía arrancarle los secretos de su trabajo, lo que le costo el arresto domiciliario y posteriormente un año de cárcel. A partir de aquí comenzaron toda clase de enigmáticos rumores sobre Huemul y otras investigaciones que presuntamente allí se llevaron a cabo.
Ronald Richter nació en 1909 en Falkenau (Austria) Desde joven se interesó por la propulsión con cohetes. Trabajó en la Institución para la Física Experimental en la Universidad de Praga, en la misma ciudad y en el mismo período en que se desarrollaban los revolucionarios platillos Flügelrad, y las investigaciones con motores de reacción nuclear eran financiadas por el propio gobierno alemán.
Al Instituto de Investigación del Correo Alemán del Reich se le había encargado en 1942 la investigación de nuevos combustibles aeronáuticos y el uso de energía nuclear en el mismo campo. La palabra "correo" no debe engañarnos por su significado en español. Se trataba de un instituto de tecnologías avanzadas. ¿Cómo es posible que en 1942 los alemanes hablaran del uso práctico de la física atómica? Sin reactores es imposible semejante investigación y los historiadores oficiales afirman que jamás habían conseguido un reactor efectivo. Por ocultar los avances atómicos del Eje se han hecho las afirmaciones más absurdas.
La primera propuesta que Richter realizó a Perón fue la de diseñar un motor para sus aeronaves basado en la energía nuclear, y de nuevo, como era de esperar, la versión oficial dice que el presidente argentino no la admitió. Lo cierto es que esta idea es la que agradó tanto a Tank; un hombre al que no se le puede tachar de soñador. Richter comenzó a trabajar en ella en un hangar cercano al de su amigo. Sólo cuando sus investigaciones avanzaron solicitó un centro y un altísimo presupuesto para seguir con su labor.

Como es habitual donde se ensayaban nuevas tecnologías aeronáuticas se producía una oleada OVNI.
En este caso le tocó a Argentina
Richter desapareció de la historia. Sin embargo, se puede seguir el rastro dejado por algunos de los técnicos que trabajaron con él. Tras toda la confusión organizada sobre las investigaciones de Huemul, su ayudante Seelmann-Eggebert terminó en los Estados Unidos contratado por la General Electric Co., la principal empresa que en 1956 trabajó en el primer turborreactor atómico de ciclo directo.
En Argentina, Richter siguió también otra de las líneas de investigación emprendidas durante la guerra: la creación de un motor atómico para el arma submarina. Tras la precipitada declaración de Perón en 1951 todo se paralizó. La ciencia argentina cerró esta parte de su historia. La dictadura de Perón se desmoronó tres años después y el nuevo gobierno comenzó a acosar a los alemanes bajo sospecha de haber sido nazis, así que la mayor parte fueron contratados por los Estados Unidos. La potencia que prometía ser Argentina había terminado. El Pulqui se abandonó y se compró el Sabre, el ala volante de carga Horten IA-38 se desmontó y se compraron Douglas DC-3. Del tema de la fusión semifría ni se habló. Estados Unidos asentó sus bases militares, dio préstamos fáciles al gobierno... y comenzaron a verse OVNIS todavía en mayor cantidad.
Por Huemul corre todavía el viento del silencio. Uno puede hacer de turista y visitar aquellas instalaciones que en su día recogieron a los científicos del Eje con sus misteriosos trabajos, pero no podemos dar ni una ojeada a los papeles clasificados de Richter o de sus colaboradores Beck, Haffke, Ehrenberg, Seelmann-Eggebert, Greinel, Abele y Pinardi. ¿Qué trabajos paralelos se realizaron allí? ¿Por qué en esos años Bariloche y Córdoba, dos zonas dedicadas a la experimentación aeronáutica, sufrieron numerosas "visitas" de OVNIS incluidos los clásicos platillos volantes? ¿Por qué aumentaron con la llegada de las bases estadounidense?
Hoy sólo cabe especular sobre los trabajos en física nuclear del grupo Richter. Durante la guerra los platillos alemanes iban a poseer propiedades asombrosas y se hablaba del uso de nuevas energías. Tampoco debemos dejar de contemplar otra posibilidad: No existe generador con más vida y potencia que pueda crear la gran cantidad de energía necesaria para producir el efecto antigravedad Biefield-Brown.
Las perspectivas que abría la entonces nueva energía nuclear parecían ilimitadas. Antes de que fueran consideradas secretas las investigaciones atómicas alemanas, se podían encontrar noticias, sobre el sorprendente uso que los germanos habían hecho de los motores atómicos, incluso en las revistas militares y los boletines internos del ejército. En el Eighth Army News, del 28 de agosto de 1945, se puede leer el siguiente titular en la página tres: “Los nazis tenían un avión atómico de 10.000 millas por hora en teoría”.
El caso de Argentina resulta el más espectacular entre las viejas epopeyas aeronáuticas debido a la cuestión atómica, pero muchos países han vivido historias que de un modo u otro están relacionadas con los OVNIS. Perú, Chile o México entre diferentes naciones del área de influencia estadounidense; Rumania, Checoslovaquia, Cuba entre la soviética o la independiente China y sus Lai-Li-pu-ming fei hiung-Wut'i (OVNI en chino) Ni escribiendo varios libros se podrían explicar todas. En los años noventa Puerto Rico sufrió una oleada al lado de una inviolable base militar de Estados Unidos, y los "alienígenas" rompieron la noche gallega en España, mientras la OTAN realizaba sus maniobras y se ensayaba el nuevo caza europeo. Las cosas no han cambiado mucho.

Las viejas historias siempre se repiten. Por ejemplo, en los años 90, el A-12 nunca llegó a ser terminado oficialmente, sin embargo la cámara de un aficionado captó un OVNI de características similares.
Tal vez debamos esperar otros 50 años para explicar las oleadas modernas. Por lo menos ahora disponemos de la experiencia necesaria y podemos comprender estas oleadas simplemente por comparación. Durante ellas los testigos han descrito perfectamente la tecnología humana, aunque en más de una ocasión se han visto confundidos por una asociación de ideas con la moda de los platillos volantes alienígenas.
La gente también veía volar discos, aparentemente antigravedad, que causaban interferencias electromagnéticas mientras brillaban en la oscuridad. Como es habitual en la historia de la ufología, los humanos trabajábamos en ellos cuando los extraterrestres los eligieron para visitarnos. Aunque esta parte de la historia es quizá la que más incomoda a los expertos militares.

1 comentario:

  1. justo estoy parando en un hotel en recoleta y queria saber esto acerca de los onvis en este pais. esto me ayuda mucho!

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