Josef Allen Hynek |
Claramente se reconoce que los investigadores militares mintieron al público diciendo que muchas de las confusiones de un U-2 con un OVNI eran fenómenos naturales.
El mantra "los militares mienten" inculcado por los ufólogos va a tener a partir de ahora una prueba, aunque la frase "los ufólogos mienten" tiene cientos o incluso miles de pruebas. El caso es que entre las mentiras de unos y de otros han creado la ufología.
En el texto se da un claro ejemplo de que los pilotos, por muy expertos que sean, cuando están ante algo que desconocen no saben describirlo, la psicología de la percepción es así, seas piloto veterano, electricista o conductor de un autobús. Cuando suelo afirmar esto siempre me llueven tomates de los oyentes indignados.
Uno de los temas más interesantes se me pasó, menos mal que Luis Alfonso Gámez cayó en la cuenta, aunque su forma de contarlo ha sido muy suave para mi gusto. Buena parte de los que trabajaron en El libro azul pasaron después a ser famosos ufólogos, otros eran informadores "secretos", todos ellos se callaron la boca inculcándonos la idea extraterrestre. Un botón vale como muestra, el padre de la ufología "científica", el astrónomo Josef Allen Hynek, participó en él. Al final resultará que soy vidente pues hace como una doce de años mi olfato me llevó a escribir para un libro lo que después ha sido una entrada en este blog. Así que mi crítica más destructiva para Gámez: ¡a la próxima nada de ser tan suave!
Al final sí habían OVNIs en el Área 51, eran verdaderos objetos voladores no identificados, aunque no tuvieran nada que ver con los extraterrestres. Imaginad si esto ocurría hace 60 años lo que estarán probando ahora.
He realizado una traducción de la sección. Como el inglés no es mi lengua materna deberéis perdonarme si he cometido algún error. El original está aquí, es la carpeta número dos páginas 72 y 73.
U-2s, UFOs, AND OPERATION BLUE BOOK
Las pruebas a gran altitud del U-2 pronto dieron lugar a una cara inesperada produciendo un enorme aumento en los informes de objetos voladores no identificados (Ovnis). A mediados de la década de 1950, la mayoría de aviones comerciales volando a altitudes comprendidas entre 10.000 y 20.000 pies y las aeronaves militares, como el B-47 y los B-57 operaban a altitudes por debajo de 40.000 pies. En consecuencia una vez el U-2 comenzó a volar a altitudes superiores a 60.000 pies, los controladores de tráfico aéreo comenzaron a recibir un número creciente de avisos OVNIs. Dichos informes se produjeron más frecuentes en las primeras horas de la tarde por los pilotos de aviones que volaban de este a oeste. Cuando el sol caía por debajo del horizonte de un avión que volaba a 20.000 pies y la aeronave estaba en la oscuridad. Pero si un U-2 estaba en el aire en las proximidades del avión de pasajeros en el mismo horizonte desde una altitud de 60.000 pies mucho más arriba, al estar tan alto en el cielo las alas de plata capturaban y reflejaban los rayos del sol pareciéndole al piloto de líneas aéreas, 40.000 metros más abajo, estar viendo objetos ardientes. Incluso durante las horas de luz del día, los cuerpos de plata de las aeronaves U-2 a gran altura podían capturar el sol y provocar la reflexión o destellos que se podían ver en altitudes más bajas, e incluso en el suelo. En este momento, nadie creía que un vuelo tripulado fuera posible por encima de 60.000 pies, no existía excepción para ver un objeto tan alto en el cielo.
No sólo los pilotos de líneas aéreas informaron de sus avistamientos a los controladores de tráfico aéreo, ellos y los observadores terrestres también escribieron cartas a la unidad de la Fuerza Aérea en el Comando de Desarrollo de Air Wright en Dayton encargada de investigar estos fenómenos. Esto, a su vez, condujo a la Operación LIBRO AZUL de la Fuerza Aérea. Con base en Wright-Patterson, la operación recogía todos los informes de avistamientos de ovnis. Los investigadores de la Fuerza Aérea luego intentaron explicar estos avistamientos mediante su vinculación a los fenómenos naturales. Investigadores del LIBRO AZUL llamaban regularmente al personal del Proyecto de la Agencia en Washington para comprobar informes de avistamientos de ovnis comparándolos con los registros de vuelo del U-2. Esto permitió a los investigadores eliminar la mayoría de los informes de ovnis, aunque no podían revelar en sus conclusiones la verdadera causa de los avistamientos de ovnis. El U-2 y más tarde el proyecto OXCART representaron más de la mitad de todos los informes de ovnis durante la década de 1950 y la mayor parte de los años 60.
Francisco Máñez
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