Los OVNIS de tiempos remotos

Las aeronaves descritas por Arnold marcaron 1947 como el inicio de la ufología. Que estas aeronaves coincidieran con la nueva tecnología era algo sospechoso, así que se buscaron OVNIS anteriores, y cualquier historia antigua extraña, relacionada con objetos vistos en el cielo, fue traducida como una visita alienígena. Pero debemos andar con mucha cautela al hablar de los OVNIS que supuestamente nos visitaron en tiempos remotos, aunque las historias estén escritas por personajes famosos de la antigüedad, o aparecieran en la prensa de la época.

El 27 de agosto de 1783 el primer globo de hidrógeno, del francés Jacques Charles cayó cerca de Gonosse. Los asustados campesinos dieron muerte a la bestia venida del cielo. Un periódico de la época decía: "El monstruo, estremeciéndose y brincando esquivó los primeros golpes, pero, al fin, recibió una mortal herida y se desplomó dando un suspiro". Con todo el cuidado del mundo un hombre se acercó a él y clavó su cuchillo en el informe cuerpo de la bestia que lanzó su último suspiro sulfuroso.

Igualmente la costumbre de dibujar en el cielo acontecimientos que sucedían en tierra, ha hecho ver OVNIS en muchas imágenes antiguas. Una buena muestra es el grabado sobre la demostración efectuada, en 1654, por Otto von Guericke de la existencia del vacío.

En el caso francés del "monstruo" de Gonosse, o en de la esfera de Otto von Guericke, sabemos lo ocurrido a la perfección gracias a su relativa proximidad en el tiempo, pero sin referencias y siendo un hecho muy viejo, podemos tomar por extraterrestre algo perfectamente humano.

Representación de la época del terrorífico y pestilente monstruo
de Gonosse atacado por los asustados campesinos franceses.

Todos los pueblos han sido testigos de hechos aéreos anómalos. En “Una pequeña historia de Valencia” su autor, Pascual Esclapes, recogía una rara noticia: en 1353 unas formidables llamas vistas en el ocaso habían traído una gran sequedad a la zona. El hecho ocurrido en agosto se repitió en marzo del año siguiente, lo que nos lleva a pensar que los problemas de los grandes incendios, y las épocas de sequía, vienen produciéndose desde hace mucho tiempo, en lugar de los OVNIS vistos por algunos en "las formidables llamas".

Esclapes escribió su resumen en 1738. En él incluía la visión de tres soles ocurrida 211 años antes. ¿Leyendas convertidas en hechos históricos? ¿Fenómenos naturales mal comprendidos?. Es posible que tengan una base real. En 1883, tras la erupción del volcán Krakatoa en la lejana Indonesia, se produjeron sucesos asombrosos en Europa. Según se dice, en Londres se podía leer el periódico por la noche, y los valencianos no se explicaban por qué les tocaba llevar abrigo en verano. Las cenizas volcánicas flotaron durante meses en la atmósfera causando toda clase de acontecimientos extraños. Un lejano fenómeno creó efectos desconcertantes a muchos cientos o miles de kilómetros.

La explosión del Krakatoa es reciente, pero tras tanto tiempo resulta imposible saber de dónde sacó los datos Esclapes y como los interpretó. No olvidemos como se enredan las cosas al estilo del monstruo de Gonosse; ese globo que "estremeciéndose y brincando esquivó los primeros golpes".

¿Un OVNI desmontado en 1654 sobre Magdeburgo? No, esfera metálica de Otto von Guericke con la que demostró la existencia del vacío. Dos grupos de ocho caballos intentan separarla sin éxito. La costumbre de dibujar en el cielo cosas que sucedían en tierra ha hecho ver OVNIS en muchas imágenes antiguas.

También el sueño de alguien repetido de boca en boca durante 200 o 400 años, puede parecernos un hecho real cuando llega hasta nosotros. En el mundo de los sueños y de la mente encontramos respuesta a muchas representaciones antiguas de formas circulares. Desde el comienzo del ser humano hasta hoy hemos pintado círculos de un modo incansable.

Carl Gustav Jung fue un celebre psicólogo que en su libro “Sobre cosas que se ven en el cielo” observó en los OVNIS signos del inconsciente. Los pacientes al pintar sus propios sueños tendían a dibujar círculos. Otras personas hacían lo mismo tras sufrir una alteración de la conciencia. Dedujo que cuando la mente tiende al caos los esfuerzos por volver al orden hacían ver estas imágenes interiores.

Tomadas como símbolos religiosos y conocidas con el nombre de "mándalas" fueron plasmados a lo largo de la historia por aborígenes de todo el mundo, budistas asiáticos o cristianos occidentales, tras pasar por estados místicos. La divinidad se representaba en un círculo en el que todo estaba incluido dentro de sí mismo. Descubrir dibujos discoidales en grutas, centros religiosos o papiros antiguos no debe sorprendernos.

Pero a Jung le despistó un hecho: si los OVNIS eran captados por el radar no podían ser algo exclusivo de la mente. En los cincuenta los ufólogos realizaron una mezcla de temas dispares que confundieron al celebre psicólogo suizo. Observaciones de radar fueron unidas a viejos dibujos y leyendas. En el saco se incluyeron relatos auténticos, historias inventadas e intrigas oficiales de la guerra fría. Datos sueltos fueron enlazados dando sentido a la ufología y a la idea de las visitas extraterrestres. Casi desapareció la frase "platillo volante" que fue sustituida por las siglas “OVNI”, aunque éstas perdieron su significado de objeto volador no identificado pasando al de nave de otro mundo.

La cuarta dimensión fue una pintura de Birkhäuser analizada por Jung. Sin color pierde mucho de su sentido. De todos modos se aprecian los círculos que junto a la coloración crean varios rostros. En la parte inferior las caras están invertidas. La principal es uno de los rostros, como decía Jung: "mitad humano mitad animal", que hoy hace pensar en los alienígenas descritos por los testigos de OVNIS muy posteriormente al trabajo de Jung. La gente  describía hechos e imágenes propias del interior de su mente.

De todas formas Jung dio en el clavo. Los mándalas y otras formas de entender a la divinidad afloraban en la sociedad moderna, tal y como había pasado desde los tiempos más remotos. La historia de la pintura es una de las mejores muestras, en donde los autores, al intentar representar a la divinidad, han regresado repetidamente a la clásica forma circular.

Las conjeturas de Jung no cuajaron entre los ufólogos. En parte por su complejidad, pero principalmente porque no hablaba de extraterrestres. Hoy la teoría del caos puede explicar muchas visiones interiores, sobre todo cuando la conciencia se ve alterada. No es este el libro adecuado para ahondar en ella, pero al menos nos acerca a intuir el origen de esas figuras plasmadas sobre piedras y lienzos. Conociendo esta parte de la mente, lo insólito sería no hallar círculos dibujados en las representaciones del cielo, la tierra o el mar.