domingo, 27 de marzo de 2011

Un vídeo muy molesto para la historia aeronáutica

Los centros de investigación militares de Estados Unidos siguieron ensayando la antigravedad electromagnética, dejándonos ver algunos resquicios de sus trabajos. R. L. Talley of Veritay Technology Inc., bajo el patrocinio de Edwards Air Force Base, realizó estudios con resultados positivos del efecto Biefeld-Brown, editados por la propia base con el título de "Concepto de Propulsión del Siglo 21" en dos informes: AFAL-TR-88-031 (abril 1988) y PL-TR-91-3009 (mayo 1991). No es casual, ni extraño, que varias personas describieran objetos luminosos sobrevolando la base militar; lo mismo que ahora ocurre en la famosa Área-51.
Resulta imposible saber hasta dónde se ha llegado con este efecto, aunque, sin duda, lo que ha llamado más la atención fue el artículo publicado por Aviation Week and Space Technology en marzo de 1992. Se hablaba del sistema usado por el bombardero B-2 de Northrop basado en el efecto Biefeld-Brown. Se armó tal jaleo con la noticia que, como siempre, le siguió una serie de desmentidos y confirmaciones de las que poco se puede sacar en claro. Los responsables de la revista avalaron la autenticidad del artículo escrito bajo seudónimo por anónimos ingenieros del proyecto.
No obstante, en el artículo se hablaba de una de las ideas originales de Brown. Tras años de experimentar, y debido a la gran cantidad de energía necesaria para impulsar un aparato, pensó que su efecto era sólo aplicable parcialmente en la navegación aérea, de tal forma que un sistema de propulsión tradicional sumado a la electrogravedad daría prestaciones inimaginables a una aeronave, pues el efecto, al no ser anulado por el vacío, podía permitir también el viaje por el espacio.
Tras ser conocidos públicamente los trabajos de Townsend Brown, algunos científicos de indiscutible prestigio, comenzaron a dar su opinión respecto al efecto antigravedad del electromagnetismo. Entre ellos cabe destacar a Hermann Oberth (como Brown, un creyente en la existencia de los extraterrestres) que, el 24 de octubre de 1954, publicaba un artículo titulado “Los platillos volantes vienen de un mundo distante” en The American Weekly, afirmando que los OVNIS volaban mediante campos artificiales de gravedad, producidos por cargar eléctricas de alta tensión.
El profesor Oberth, nombrado repetidas veces como padre de la era espacial, no puede ser tachado fácilmente de fantasioso, por lo tanto, su valoración del efecto Biefeld-Brown se reviste de un carácter especial, principalmente debido a que estaría familiarizado con los trabajos emprendidos en su Alemania natal durante la guerra.
Resulta algo más que chocante comprobar como, antes de caer el velo del secreto sobre la antigravedad electromagnética, mientras se daba el auge mundial de su investigación, la gente vio objetos en el cielo, y sus secuelas en la tierra, demasiado semejantes al efecto Biefeld-Brown.
Los escépticos han indicado en repetidas ocasiones que los supuestos testigos OVNI no han visto nada anómalo. Para ellos muchos testimonios son las fantasías de mentes desequilibradas. De nuevo el paso del tiempo, nos otorga la perspectiva suficiente para comprender las descripciones de unos hechos terrestres, que en su día fueron confundidos con extraterrestres.


Alexander P. de Seversky fue un famoso ingeniero aeronáutico. Recibió el Trofeo Harmon en 1939 por los avances en la aviación. Por su trabajo en la fuerza aérea, Seversky recibió la Medalla del Mérito en 1945 del presidente Harry Truman y la Medalla al Servicio Excepcional en 1969 en reconocimiento a su servicio como asesor especial a los Jefes de Estado Mayor de la USAF.

Seversky haciendo una demostración de su Ionocraft. Para unos antigravedad, para otros, impulsión por iones. El caso es que produce un empuje sin motores. Hoy cualquiera puede construir un modelo básico ¿Hasta dónde se habrá avanzado en este campo?

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