miércoles, 15 de febrero de 2012

No todo lo que vuela, aterriza y despega son OVNIS

Proyecto Saltamontes
Como vemos, la historia aeronáutica se encuentra llena de planes y proyectos secretos. Aviones que no existían oficialmente luego resultó que sí existían. Los canadienses negaron estar trabajando en un platillo volante hasta principios de los años cincuenta, pero lo cierto es que nada más capturado el material alemán comenzó su desarrollo, y en 1946 ya se estaban realizando las primeras pruebas. Otro aparato secreto cuya existencia se negó, el U-2, y que llegó a ser presentado como un aparato meteorológico, al descubrir los periodistas un prototipo, no fue reconocido como avión espía hasta el incidente de Gary Powers, cuando fue derribado por el ejército soviético. Nos espió al menos durante cinco años sin que lo supiéramos, y de no ser por el caso de Powers, quizás hubiera seguido haciéndolo secretamente durante muchos más años.
Pero desde luego, no todas las imágenes captadas por los testigos son de aparatos secretos militares. La ufología está llena de afirmaciones que predisponen a los testigos para ver naves extraterrestres, y así se han lanzado al mercado un sin fin de imágenes de supuestos OVNIS. Una buena parte de ellas son, en realidad, fotografías de aeronaves humanas sacadas fuera de su contexto, y, por lo tanto, reconocibles por los aficionados a la aeronáutica.
La psicología de la percepción nos ha enseñado que, sin puntos de referencia, el cerebro traduce lo que captan los ojos hacia nuestras propias ideas preconcebidas. Así que, de nuevo, debemos ir con mucha precaución cuando se nos muestran imágenes confusas. Esto también ocurre a simple vista. Un objeto que nos parece enorme puede ser pequeño, y estar mucho más cerca o más alejado de lo que nos dictan nuestros sentidos. También podemos unir de forma inconsciente partes separadas, para darle un aspecto familiar a una silueta confusa, y de este modo, la cola de un avión parece la parte inferior de un platillo y las alas el círculo metálico que lo rodea.

En el medio un supuesto OVNI, a los lados aviones fotografiados desde una perspectiva poco corriente
A veces olvidamos, que los ufólogos han predispuesto a la gente para ver naves extraterrestres, en cualquier ocasión que aparezca algo raro en el cielo. No obstante, el ingenio humano ha creado continuamente nuevos y extraños sistemas para volar. Otra muestra notable de esto ocurrió en los años cincuenta y sesenta, cuando los inventores particulares se lanzaron a la búsqueda de un sistema de vuelo individual, que sustituyera en el futuro a los automóviles.
Las empresas estatales y privadas mostraban carteles publicitarios futuristas, en los que se podían ver al marido volver a casa luego de trabajar, montado en una de las nuevas aeronaves individuales, mientras su mujer le esperaba con la cena preparada y los niños jugaban en el jardín.
No es un extraterrestre
Los inventores particulares esperaban diseñar una aeronave de uso personal, y poder vendérsela a una de las grandes empresas. Sin los medios económicos y técnicos adecuados, y careciendo de la infraestructura necesaria, realizaban sus pruebas a altas horas de la noche, o en plena madrugada, en lugares solitarios y desérticos. Las máquinas fabricadas por estos inventores particulares deben haber confundido a más de una persona, especialmente al ser observadas desde lejos o en la oscuridad de la noche.
La mayoría de sus máquinas han desaparecido de la historia aeronáutica sin dejar rastro, así que la mejor forma de comprender qué objetos pudieron prestarse a la confusión, es repasar la historia del vuelo individual. En ella encontraremos aparatos que se adaptan a las descripciones de extraños OVNIS y supuestos seres voladores realizadas por los testigos.
En 1950 el ejército de Estados Unidos creó el proyecto Grasshopper (Saltamontes), con el cual pretendía conseguir que sus soldados pudieran elevarse en el aire por unos instantes, pudiendo de este modo saltar obstáculos o caer por sorpresa sobre los enemigos. El soldado llevaba una serie de botes cargados con nitrógeno comprimido sujetos a su cintura, que se activaban a la vez para producir el impulso. Enseguida toparon con la cuestión de cómo mantener la estabilidad, y se dotó de controladores individuales para aumentar o disminuir el empuje de cada bote.
El proyecto se abandonó tras ver cómo se estrellaban contra el duro suelo todos los sujetos que probaron aquel cinturón volador. Pero, en el fondo, aquella idea no pareció tan descabellada y fue retomada varias veces usando diversos sistemas.
Los helicópteros individuales también han dado buenas sorpresas a testigos desprevenidos, sobre todo cuando estos aparatos eran menos conocidos. Con ellos se han realizado curiosas tentativas de elevar a observadores solitarios. Durante la década de los cincuenta se construyeron diferentes minihelicópteros por parte de varios particulares, por ejemplo, el Hiller XROE-1 o el Mini-Copter de Gilbert Magill. Todos ellos presentaron problemas y su autonomía de vuelo era muy reducida.
Algunos interesaron a los propios militares, como el Lackner DH-4 Heli-Vector, construido por Lewis C. MacCarty en 1954, que despegaba y aterrizaba, tanto en tierra como en el agua, gracias a sus flotadores. En enero de 1956 el ejército adquirió doce DH-4, pero no se supo nunca que fue de ellos.

OVNI histórico comparado con un Dron
Uno de los intentos más curiosos para construir un helicóptero individual, lo protagonizaron Stanley Hiller, un interesado en el despegue vertical, y Charles Zimmerman, un diseñador de alas circulares. Fue desarrollado por la Oficina de Investigación Naval, y en 1953 realizó sus primeras pruebas de vuelo. Las aspas del helicóptero se encontraban en el interior de una plataforma circular, sobre la que se subía el piloto. Su estabilidad era muy precaria, y pese a los intentos realizados por mejorarlo nunca funciono correctamente.

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