martes, 9 de octubre de 2012

Los Aviones sin Tripular en Reino Unido: Escenario 2011-2030

La "Joint Doctrine Note 2/11 (JDN 2/11), Uk Aproach to Unmanned Aircraft Systems", emitida por el Ministerio de Defensa británico en marzo de 2011, es un documento fundamental para la comprensión del mundo de los aviones sin tripular (UAV) y para disponer de una orientación en cuanto del futuro de unos sistemas que han irrumpido en el panorama bélico mundial, y que el mundo civil se prepara para incorporarlo a sus rutinas.

Se trata de un cuerpo de doctrina que presenta el escenario aéreo más probable en el campo de batalla de ahora al 2030, cuando los aviones sin tripular serán omnipresentes. Prevé que los UAV de ala fija dominan las misiones de vigilancia, reconocimiento e inteligencia y, en general, aquellas que, usando las siglas inglesas, se conocen como 3D (Durability, Dirty y Dangerous). Complementariamente, los helicópteros sin tripular favorecerán la movilidad en el campo de batalla y el abastecimiento logístico.

Si bien, los aviones tripulados defenderán el espacio aéreo y proporcionarán movilidad estratégica, lo harán con el apoyo de UAV.

El espacio aéreo estará poblado por aviones inteligentes y otros controlados, ambos gestionados por un "cloud management agent".

El objeto de la Joint Doctrine Note 2/11 es: "Considerar la forma en la que los sistemas UAV pueden contribuir a la defensa y seguridad del Reino Unido desde ahora hasta 2030. Su propósito es identificar y discutir la política, concepto, doctrina y aspectos tecnológicos que necesitan tratarse si se desea que tales sistemas se desarrollen y se integren en las operaciones futuras con éxito". No es un reglamento, son unas orientaciones, una propuesta de debate y un adelanto de ideas acerca del empleo, capacidades, tecnologías y aspectos morales relacionados con los UAV.

Distingue entre Automated y Autonomous. Los primeros pueden realizar tareas programadas como despegue y aterrizaje, reaccionar ante la pérdida de enlace, reconocer automáticamente objetivos y navegar; mientras que el autónomo responde por sí mismo a estímulos externos sin intervención humana directa, por lo que presentan problemas legales y morales de los que el documento trata.

Clasifica los UAV en:

Clase I: menos de 150 kg, con sensores electro-ópticos e infrarrojos para misiones tácticas en apoyo de las pequeñas unidades a menos de 5.000 pies.

Clase II: entre 150 y 600 kg, con buscadores y designadores láser, inteligencia electrónica e identificador de objetivos móviles en apoyo de brigadas y divisiones. Necesitan integración y control en el espacio aéreo.

Clase III: más de 600 kg, dotados de radares multipropósito y de apertura sintética, láseres y relés de comunicaciones. Operan a gran altura y permanecen mucho tiempo en el aire, días normalmente. Desarrollan grandes velocidades y tienen capacidad de ataque y de penetración en el espacio aéreo. Tienen grandes servidumbres en cuanto a pistas de aterrizaje y despegue. Necesitan control aéreo.

Analiza características, misiones, factores y parámetros a considerar en el proceso de adquisición (capacidad vs cantidad) y presenta la metodología a emplear para decidir si una misión la debe ejecutar un avión tripulado o un UAV. Examina la situación actual y las perspectivas de estos sistemas desde la experiencia adquirida en las últimas guerras.

Pero quizás la parte más novedosa, atractiva e interesante de este documento la constituye el Capítulo 5, "Moral, Legal and Ethical Issues", en el que analiza estos aspectos del empleo de UAV que el uso en operaciones está sacando a la luz.

Las cuestiones legales vienen de la necesidad de que, para navegar en el espacio aéreo controlado, los UAV deben cumplir con la misma legislación internacional y régimen de circulación de los aviones tripulados. Mientras, solamente podrán navegar en espacios segregados y en el campo de batalla, ya se han desarrollado como respuestas a "peticiones operativas urgentes" por empresas sin experiencia en general en la certificación de aeronavegabilidad. Esto exigirá el desarrollo de un sistema "sense and avoid" que les garantice detectar a otros aviones, mantener la distancia reglamentada entre aeronaves y ejecutar maniobras anticolisión de forma automática. Adicionalmente, al no tener piloto, se les exige que, en el caso de pérdida del enlace con su control, tengan una actuación predecible, como encaminarse automáticamente a una base o permanecer en una órbita determinada. En resumen, a los UAV se les exigirían las mismas, pero no más, condiciones que a un avión tripulado.

Otra cuestión legal deriva de que un avión autónomo empleará tecnologías de guiado similares a las de los misiles, con sus consiguientes limitaciones a la exportación y dificultades para su comercio. Finalmente a los UAV de ataque autónomos se les exigirán las mismas condiciones legales que a cualquier sistema de armas.

Este conjunto de dificultades legales compone un cuadro cuya solución será cuestión de tiempo.

Pero el empleo de UAV también presenta cuestiones morales no abordadas hasta ahora más que en ámbitos académicos, que se han hecho evidentes en Afganistán y Yemen. Cuestiones que Reino Unido no puede obviar si quiere mantener sus principios éticos y legales, además de que acciones como los ataques fighting from the barracs exigen soluciones tecnológicas caras e imaginativas.

Por ejemplo, algunas escuelas de pensamiento se preguntan si es moral combatir al enemigo desde miles de Km., sin que exista un elemento de auto sacrificio, un riesgo para el atacante, pues, ¿puede la falta de riesgo llevar a una escalada rápida de la guerra en lugar de lo que anteriormente hubiera constituido una labor diplomática? Se preguntan ¿si de las consideraciones de los decisores durante la conducción de una crisis quitáramos el riesgo, sería más atractivo el recurso a la guerra y recurrirían a ella más fácilmente?

Más, para los redactores de la doctrina es esencial que, antes de que sea demasiado tarde, si es que no lo es ya, y que los sistemas autónomos (terrestres y marítimos incluidos) sean omnipresentes en el campo de batalla, se considere este tema para no perder nuestra humanidad.

En cualquier caso, el aumento en el campo de batalla de sistemas autónomos es deseable porque permitirá ahorrar vidas propias, disponer de sistemas muy efectivos para misiones muy complejas y necesitar menos operadores al permitir controlar más sistemas simultáneamente. No obstante, presentará otras cuestiones morales, ya que un campo de batalla muy confuso podrá ocasionar que la respuesta humana sea imposible o inadecuada.

Finalmente, otro aspecto a considerar es la apariencia de legitimidad que han de tener las acciones, especialmente las antiterroristas o contra la insurgencia, debido a la capacidad del enemigo para sacar provecho de nuestros errores, pues como dice David Whetham en su libro Law and Military Operation: "Winning the narrative of the situation is just as significant as winning any tactical engagement".

El uso de robots obliga a dilucidar quién responde por él y a desarrollar un cuerpo de doctrina, porque el avance de los sistemas autónomos es inevitable y el robot no es responsable de sus actos. Surge una duda: ¿es el operador responsable del uso de un software que lleva a la ejecución de un acto ilegítimo o su diseñador?

El ser humano es el único que puede sentir empatía y actuar conforme a la moralidad de sus actos, pues, para una máquina, un autobús escolar y un carro de combate pueden constituir el mismo tipo de objetivo, por poner un ejemplo.

Sin embargo, los sistemas autónomos tienen también tiene su parte positiva pues, entre otros, dan respuestas adecuadas si fallan sus comunicaciones y no odian por lo que no se ensañan con el enemigo ya que para ellos un objetivo es simplemente un grupo de unos y ceros.

El documento presenta los probables avances tecnológicos que impulsarán el desarrollo de los UAV para hacerlos más sofisticados y capaces o para abaratarlos. Destacan la resolución de la fotografía, la reducción del ancho de banda necesario para el control y transmisión de datos, el uso de stratellites y de redes de comunicaciones basadas en láseres para su conducción, la reducción de la carga que soporta el espectro de radiofrecuencias y las soluciones basadas en la nanotecnología para disminuir pesos y aumentar capacidades. La finalidad es miniaturizar componentes, avanzar en el diseño y disponer de nuevas plantas de propulsión y de sistemas de navegación segura.

Finalmente, como tecnologías rompedoras confían en la inteligencia artificial y en nuevas fuentes de energía.

Ministerio de Defensa del Reino Unido
Documento original
 

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