viernes, 30 de noviembre de 2012

El extraterrestre que hablaba ruso y la antena con forma de sacacorchos

Tal fecha como el 20 de octubre de 1954 Louis Ujvari, de 40 años, originario de Eslovaquia, salió de casa montado en su bicicleta. Tras 10 años en la Legión Extranjera Francesa vivía en Francia desde hacía 3 años con su mujer y sus cinco hijos, concretamente en el pueblo de “Le Bas” en una pequeña granja aislada, al borde de la pintoresca carretera que se dirigía de Saint-Rémy al valle de Fraispertuis.

Su turno de trabajo en los talleres Derey en Étival, dedicados a materiales de construcción, comenzaba a las 03,00 horas de la madrugada, así que emprendió camino a las 02,30. Tras recorrer unos pocos cientos de metros tuvo que desmontar y proseguir a pie, el camino estaba en obras y las piedras le impedían seguir.

Empujando la bicicleta vio la figura de un hombre en la oscuridad de la noche. Una frase que no comprendió lo congeló en el acto. El desconocido se adelantó hacia él con una pistola en la mano. El extraño siguió amenazándole con el arma mientras le hablaba en un idioma que Ujvari no comprendía. Medía más o menos 1,65 metros e iba vestido como un piloto de la época; pantalones de tela, cazadora con cuello de piel rayado, una especie de pasamontañas de tela y su calzado resonaba en las piedras del camino.

Por su tiempo en el ejército el antiguo legionario chapurreaba varios idiomas, lo que aquel hombre le dijo no le sonó a ninguno, se decidió a hablarle en ruso, entonces el hombre comprendió: ¿Dónde estoy? –preguntó el desconocido- ¿En España o Italia?. Ujvari no se asustó pese al arma explicándole que estaba en los Vosges, distrito de Saint-Dié. ¿Muy lejos de la frontera alemana?, volvió a preguntar el piloto. A unos 100 kilómetros de Renania, fue la contestación.

El extraño parecía estar completamente desorientado preguntado hasta la hora. Las 02,30 le dijo. El ofuscado hombre pasó la pistola a su mano izquierda, sacó un reloj y exclamó enojado: ¡Mientes, son las cuatro! La siguiente pregunta aún demostró más que andaba perdido: ¿A qué distancia está “Marsilla”? Su interlocutor pensó que se refería a Marsella y se lo dijo.

“Vete ahora” espetó el desconocido. Durante unos 30 metros acompañó a Ujvari apuntándole con la pistola. Entonces el antiguo legionario vio un “platillo volante”. Antes se había dado cuenta de una silueta que pensó era un coche o un camión. Durante un breve instante pudo distinguir su forma, 1,60 metros de alto por tres de diámetro, su color era gris oscuro. Su aspecto era el de dos placas soldadas enormes, una cúpula encima coronada por una antena de la que salían aletas con forma de sacacorchos. Sintió el cañón de la pistola en su espalda, lo que le obligo a seguir caminando.

De repente escuchó “y ahora adiós”. El desconocido se fue con rapidez, Ujvari subió a su bicicleta y pedaleó escapando hasta una granja situada a unos 200 metros. Antes de poder avisar a nadie observó la proyección de un faro iluminando hacia arriba, oyó el ruido de un motor y vio al platillo elevarse verticalmente como un helicóptero. A 10 metros del suelo la máquina aceleró marchándose en dirección a Saint-Dié, el piloto apagó el faro perdiéndose en la oscuridad. Ujvari volvió sobre sus pasos para revisar el terreno y no encontró huellas en el suelo.

Al llegar al trabajo contó su experiencia. Los compañeros pensaron que era una broma o una alucinación, pero ante la insistencia del ex legionario la noticia llegó hasta el alcalde de Saint-Rémy. Se avisó a los gendarmes de Raon-l'Etape que no esclarecieron nada con su investigación. También intervino la Brigada de Información General (Renseignements généraux), el servicio secreto, que interrogó a Ujvari.

En plena fiebre francesa por los platillos volantes el periódico Le Matin publicó la noticia el 22 de octubre, fue repetida por otros periódicos y con el tiempo incluida en algunos libros sobre platillos. Aparentemente fue idea de Jean Thernier, el autor del artículo, usar “platillo volante” y “marciano”, pues Louis Ujvari en ningún momento dijo algo semejante. El dibujo que se incluyó no era textualmente una imagen de la descripción del aparato. Se hicieron desaparecer las aletas, la forma de sacacorchos, siendo sustituidas por una única antena en espiral. La descripción exacta de Ujvari fue: “une sorte d'antenne se terminant par des ailettes en forme de tire-bouchon”

Cuando leí este caso hace muchísimos años, no caí en que el ex legionario estaba describiendo perfectamente lo que vio, aunque fuera por un corto momento. Lo que hace tener la venda extraterrestre que te impide ver las cosas con claridad. Hace unos días releí por causalidad esta historia y le hice un guiño a aquel chaval que fui y que se lo creía todo.

Sacacorchos antiguos comparados con el dibujo de un rotor y un rotor moderno.
"Forma de sacacorchos" dijo Louis Ujvari

Ujvari hablaba de un fuselaje, una cabina, aletas y un rotor; es decir, un helicóptero visto de cara, siempre según mi opinión. Cuando dijo en “forma de sacacorchos” no se refería a una espiral, sino que tenía concretamente la forma de un sacacorchos. En 1954 poca gente había visto un helicóptero en plena noche, de cerca y con una pistola a la espalda, especialmente. Desconozco si en esos años las aspas eran llamadas aletas en Francia o el término “ailette” fue empleado por Ujvari al no encontrar otro mejor.


M-3 ambulancia en 1954, a los lados porta los contenedores para realizar su cometido,
y un M-1 actualmente en un museo. Helicópteros de la era soviética fabricados por Mikhail Mil.
En el centro el dibujo aparecido en el periódico.
La historia suena a un piloto, posiblemente de Alemania Oriental, extraviado con su helicóptero. Lo demás fue cosa de periodistas dejándose llevar por la moda de los platillos volantes, un dibujante que distorsionó la descripción y las fantasías de aficionados que quisieron entender lo que deseaban (en mi época, yo el primero).

Francisco Máñez

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