domingo, 27 de enero de 2013

Testigos ante sucesos asombrosos

Aunque no te lo parezca tienen el mismo tamaño
Un viejo problema de la justicia, que ha causado muchas sinrazones, es la fiabilidad de los testigos. Tema que desde décadas viene enfrentando a jueces y psicólogos. Y es que cualquier investigación que se base sólo y exclusivamente en el testimonio humano aporta muy poco para esclarecer los hechos. Os contaré una anécdota que me ocurrió.

En cierta ocasión nos atracaron en el trabajo (una más de tantas). El sujeto entró con un casco de motorista y nos amenazó usando una escopeta de cañones recortados. Vino la policía y los cinco testigos describimos al atracador con sus pantalones negros de chándal largos. Después fuimos a comisaría a repetir la declaración y ver fotos. Mi compañera se acordaba incluso de pequeños detalles, como era la costura del pantalón. Entonces nos pusieron el vídeo de seguridad, ante nuestro asombro aquel sujeto llevaba pantalones cortos. El policía se partía de risa al ver nuestras caras de incredulidad; y nosotros con él. El caso es que en mi cabeza sigo viéndolo con sus pantalones negros hasta los tobillos.

Aquel policía nos explicó que lo nuestro entraba dentro de lo normal, después de todo, no era de lo más llamativo, en otras ocasiones los testigos incluso se acordaban de cosas que nunca habían sucedido.

Sin ser psicólogo, ni mucho menos, cuando me dedicaba a la investigación de campo me percaté de tres constantes para que se recordara mal un acontecimiento: oscuridad, a mayor luz mejor recuerdo; distancia, más lejos peor; y tiempo, cuanto menos duraba el testigo cometía más errores. Igualmente, las mujeres y los hombres recuerdan de forma diferente, algo muy sabido.

Nuestro cerebro nos engaña, cuando le falta información rellena lo sucedido con estereotipos alterando y coloreando lo ocurrido, se produce una transferencia inconsciente, nuestros convencimientos e ideologías se amoldaran para darle sentido. Igualmente seremos capaces de absorber, sin darnos cuenta, las declaraciones de la persona que tenemos al lado asumiendo su vivencia como propia.

No recuerdo las veces que tras comprobar un testimonio resultó que no había pasado lo que afirmaba el testigo, y no es porque mintiera, que muchos sí lo hacen, desde luego. La naturaleza humana es así, por lo tanto debemos asumirlo, no dando por seguro un suceso por el testimonio de una o varias personas.

Aunque el fenómeno se produce con todos los sentidos, la vista resulta el más llamativo ¿De verdad vemos lo que creemos ver? Mirad este vídeo y podréis juzgar si en muchas ocasiones nos podemos fiar de nosotros mismos. La recopilación de imágenes pertenece a Emma García Hernández.


La foto que he incluido arriba cuesta verdaderamente de creer, os pongo un vídeo para que lo comprobéis vosotros mismos.


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