jueves, 30 de mayo de 2013

Los creadores de los círculos de Inglaterra

John Lundberg tiene una afición extraña. Este diseñador gráfico británico de voz grave gusta de salir en las noches de primavera y verano con un pequeño equipo de personas y herramientas para jugar a ser extraterrestre por unas horas. Lundberg es un creador de círculos, un artista anónimo que se cuela en los campos de cereal y realiza complicados dibujos geométricos que luego los cereálogos estudian y consideran obra de inteligencias superiores y extraplanetarias.


“No sé cuantos círculos puedo haber hecho ya que llevo desde los 20 años, cientos, quizá llegué a los mil, no lo sé”, confiesa al teléfono Lundberg, “pero si recuerdo el primero”. Como si describiera la pérdida de la virginidad, Lundberg rememora un campo de cereal con flores amarillas, un “lugar precioso y tranquilo” donde hizo, como en todos los estrenos, algo “muy simple” durante “un par de horas”. El resultado, sin embargo, fue encontrado por los “investigadores del cereal”, que lo consideraron “genuino”. “Fue esa sensación, de que mi trabajo había encontrado su público, la que me llevó a hacer círculos cada vez más grandes y complejos”.


Junto con su colectivo, los CircleMakers, Lundberg recoge el testigo de dos bromistas británicos llamados Doug Bower y Dave Chorley. Estos amigos, durante una noche de verano de 1975 y tras unas pintas en un pub local, decidieron gastar una broma a sus vecinos e hicieron un primer círculo en la zona. El lugar escogido ayudaba bastante, ya que el condado de Wiltshire es el hogar de los complejos megalíticos de Stonehenge y Avebury, donde “mucha gente va persiguiendo el misterio y si pones un círculo ya tienes una audiencia que busca ese tipo de experiencia”, conjugándose para crear un paraje perfecto para lo que podríamos llamar el turismo paranormal.


Cuando diferentes expertos aseguraron que estos dibujos no podían ser obra de humanos, Bower y Chorley se envalentonaron y fueron creando figuras cada vez más complejas, escuchando incluso lo que decían los cereólogos en los pubs y concediéndoles sus deseos. Si alguien atribuía las figuras a tornados ya que las plantas siempre aparecían tumbadas hacía el mismo lado, Bower y Chorley cambiaron de sentido sus herramientas para desconcertarle con su siguiente obra. Al opinar otro que era sospechoso que siempre fueran círculos, añadieron líneas rectas y rectángulos. Incluso la suerte se puso de su lado cuando para su propia sorpresa empezaron a detectarse restos de radiación en algunos pictogramas.


Cuando en 1991 estos dos amigos, ya un poco mayores, decidieron jubilarse de los círculos y confesar que llevaban unos cuantos años vacilando al personal, una nueva generación de creadores llevaba un tiempo trabajando. Y aunque el tema de los diseños pueda cambiar con el uso de los ordenadores, la forma de crear estas estructuras sigue siendo la misma: tablones, cintas métricas, pesos, cuerdas, péndulos… y un “diagrama con las instrucciones exactas”.


“Creo que la gente necesita creer en cosas extrañas, como las religiones”, reflexiona, “no veo mucha diferencia en creer que estos círculos los hacen los ‘aliens’ con pensar que Jesucristo murió en la cruz para salvarnos”.

“Pero para que esto ocurra nadie tiene que saber quién los ha hecho, que aparezcan de la nada, y nunca debes clamar la autoría, ya que aunque podemos decir que hacemos círculos no podemos decir cuáles hacemos”.


-Un auténtico creador de círculos lo hace de manera ilegal, por la noche, sin permiso.

-¿Cómo el grafiti?

-En un modo superficial sí, pero creo que nuestro trabajo es más fuerte y poderosos que el grafiti.

-¿Por qué?

-Bueno, la gente no se cree que los grafittis los hayan hecho los aliens.

Y rompe a reír.

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